Durante miles de años, muchas grandes civilizaciones han utilizado el oro como base para el comercio. De hecho, las mejores estimaciones sugieren que se han extraído más de 190.000 toneladas de oro a lo largo de la historia. Esto hace que sea fácil ver el oro únicamente a través de los lentes de que es un activo financiero increíble, pero la verdad es que también posee características físicas notables. El oro es un gran conductor eléctrico y maleable, lo que lo hace útil para aplicaciones en joyería y odontología. Completamente resistente a la corrosión, a veces parece que el oro es indestructible. Hoy, exploraremos si los incendios o las sustancias químicas pueden destruir el oro.
El oro no se puede destruir, solo se puede disolver
En su forma actual, no es posible destruir el oro a nivel molecular con ninguna sustancia natural en la tierra. El oro puro es virtualmente indestructible. No se corroerá, oxidará ni empañará, y el fuego no puede destruirlo. Es por eso que todo el oro extraído de la tierra todavía se derrite, se vuelve a derretir y se usa una y otra vez. Un gran ejemplo de esto es la Casa de la Moneda de Perth en Australia, que produce conocidas monedas en lingotes de oro y plata. Organizan un vertido público de oro varias veces al día. Desde 1993, han fundido y refundido la misma barra de oro más de 65.000 veces. Durante todo este tiempo, nada del oro refundido se ha destruido de forma irrecuperable.
La única forma en que el oro podría realmente destruirse es a través de reacciones nucleares. Sin embargo, existe una forma de disolver el oro usando «Aqua Regia», que es una mezcla de ácidos clorhídrico y nítrico. Aun así, esto no significa que el oro se destruya después de la exposición. Después de disolverse, existe como partículas de oro en una forma más dispersa.
Que haya oro
Afortunadamente, el hecho de que el oro sea extremadamente difícil de destruir es algo bueno. Si el oro desapareciera, veríamos consecuencias devastadoras. Aparte de los efectos negativos que tendría en la economía, la forma en que fabricamos los dispositivos electrónicos tendría que ser reinventado por completo, e incluso veríamos desaparecer los tratamientos especiales para enfermedades como el cáncer y la artritis. El oro es un metal precioso extraordinario que llegó para quedarse.